jueves, 31 de julio de 2014

Contexto histórico (breve) del arte románico


CONTEXTO HISTÓRICO : ROMÁNICO


Llamamos arte románico al estilo artístico que se difundió por toda Europa occidental durante los siglos XI y XII. Se llama románico porque tradicionalmente se consideraba que tenía un lejano parentesco con Roma aunque hoy se sabe que es un arte genuinamente medieval.
Frente a la fragmentación y a la gran variedad estilística de los siglos de la Alta Edad Media, el lenguaje artístico Románico es unitario (cosa que no se daba desde Roma) y el elemento unificador es de tipo cultural, la Cristiandad.

El Románico coincide históricamente con la consolidación del feudalismo y del poder de la nobleza y de la iglesia sobre el resto de la sociedad. Es también el momento de las grandes peregrinaciones, de las Cruzadas y del florecimiento del monacato, con la orden de Cluny a la cabeza.

FEUDALISMO
En la Edad Media, a partir de los siglos IX y X, se implantó en Europa Occidental un sistema político, económico y social conocido como feudalismo. El sistema feudal tiene su origen en el desmembramiento del imperio Carolingio y en la situación de inestabilidad provocada por las invasiones de normandos, musulmanes y húngaros. Los monarcas, incapaces de defender sus territorios, cedían sus tierras (feudos) a señores feudales, nobles o eclesiásticos, para que las gobernaran en su nombre. A cambio, éstos debían convertirse en sus vasallos, jurarles fidelidad y ayudarles en las empresas militares. La población, formada mayoritariamente por campesinos, vivía atemorizada por la guerra y las invasiones. Su máxima preocupación era sobrevivir y muchos se convirtieron en siervos de los señores feudales.

LA IGLESIA
En esta sociedad el peso de la religión cristiana era enorme. Poderosos o humildes, todos se sentían miembros de la misma comunidad, la cristiandad, con unas creencias comunes y unos rituales parecidos. La Iglesia mantenía la unidad de los creyentes y fijaba las obligaciones religiosas (rezar, ir a misa los domingos, ayunar, confesarse una vez al año, comulgar en Pascua y peregrinar, si se podía, a lugares santos como Roma, Jerusalén y Compostela, en los cuales se conservaban reliquias, esto es, objetos o restos de Cristo o de mártires y santos cristianos). También prescribía la caridad, la vida virtuosa y la donación de bienes a la Iglesia después de la muerte. Siguiendo estas normas se redimían los pecados, se alcanzaba la vida eterna y se evitaba ser condenado al infierno.

Toda la vida social o privada estaba marcada por la intervención de la Iglesia. El nacimiento, el matrimonio y los funerales tenían ceremonias religiosas y la Iglesia se encargaba también de la enseñanza y de la asistencia a los pobres y enfermos. Como las guerras, en este período eran tan frecuentes, la Iglesia estableció la paz de Dios y la tregua de Dios, períodos de paz obligatorios en caso de guerra que coincidían con las celebraciones de Navidad, Pascua, etc. Si se desobedecían estas obligaciones, cualquier cristiano, rico o pobre, podía ser excomulgado, es decir, expulsado de la Iglesia y, por tanto, condenado al infierno.

LAS CRUZADAS
Los siglos del románico coinciden también con las cruzadas. Los lugares donde Cristo había vivido se convirtieron, especialmente Jerusalén (Tierra Santa), en centros de peregrinaje de los cristianos, a pesar de encontrarse en estos momentos bajo dominio musulmán. En el siglo XI Jerusalén fue ocupada por los turcos, un pueblo islamizado, muy guerrero, que impedía el acceso de los peregrinos a la ciudad o a maltratarlos. Por este motivo, en 1095, el papa Urbano II hizo una llamada a los cristianos para que fueran a liberar Tierra Santa de los infieles (turcos). Prometió la salvación eterna a todos los participantes. A lo largo de los siglos XII y XIII tuvieron lugar las Cruzadas, campañas militares en defensa de la cruz (símbolo cristiano). Un profundo espíritu religioso movilizó a hombres, mujeres, niños, aventureros, pequeños nobles, que querían conseguir tierras y poder, y mercaderes interesados en intercambios comerciales con los puertos de Oriente Medio. También aparecieron las órdenes militares, como los caballeros templarios o los caballeros hospitalarios, monjes militares que fueron a luchar a Tierra Santa y que se cosían cruces de tela en sus ropajes como símbolo de su misión.


LOS MONASTERIOS
En un mundo donde la mayor parte de la población era campesina, la Iglesia tuvo que ruralizarse, es decir, establecerse en el campo para evangelizar y dirigir la vida de los labradores.

La iglesia era el edificio principal de cualquier villa, pueblo o ciudad. Los fieles acudían a ella a oir misa los domingos, en las fiestas y en celebraciones como bautizos, bodas y entierros. Las campanas tocaban a oración, advertían de los peligros o convocaban a la población a reuniones y asambleas.

A partir del año 1000 además de las iglesias parroquiales se construyeron monasterios que se convirtieron en centros culturales donde se conservaban y copiaban textos literarios y donde se aprendía a leer y escribir. Los monjes y monjas que allí vivían rezaban varias veces al día, ya que la finalidad de la vida monástica era alejarse del mundo y tener un contacto más directo con Dios. Todas las órdenes religiosas estaban sujetas a una regla, conjunto de normas que regulaban todas las actividades monásticas: horas que debían dedicar a rezar, a cultivar el huerto, a copiar libros, etc. Incluso actividades normales como comer o dormir estaban sujetas a horarios estrictos.


Durante la Edad Media se fundaron muchas órdenes religiosas. La más importante la de los benedictinos, fundada por Benito de Nursia en el siglo VI, en Italia desde donde se expandió por toda Europa. A ella perteneció el monasterio de Cluny.

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