miércoles, 30 de julio de 2014

San Martín de Frómista (reseña #2)

Esta es la segunda reseña del blog. No sólo publicaremos reseñas, sino que también publicaremos contenidos que irán agrupándose en las diferentes etiquetas del menú derecho.
Para hoy hemos escogido todo un clásico del arte medieval románico: San Martín de Frómista (Palencia), quizá uno de los mejores ejemplos de románico español y que, además, fue la opción a comentar en el examen de selectividad Historia del Arte de la Comunidad Valenciana este año.

A continuación, procederemos a comentar las características de esta iglesia románica, aunque sólo cubriremos la parte del análisis formal, conceptual y técnico y no la parte de contenidos.

SAN MARTÍN DE FRÓMISTA (PALENCIA)

        La imagen que analizamos es una obra arquitectónica que presenta una planta basilical con transepto. El origen de la planta basilical se halla en las antiguas basílicas romanas (que no tenían función religiosa), que luego tomará el arte paleocristiano y el estilo, en este caso, románico. La planta basilical presenta un eje longitudinal, que representa el camino hacia Dios, que aparece, simbólicamente representado en la cabecera. Por otro lado, el transepto, es la nave que cruza de manera horizontal a las naves verticales. Si el transepto está muy desarrollado, hablamos de planta de cruz latina (ideal de las iglesias románicas), pero que no se da en este caso. Respecto a los elementos que configuran la planta, encontramos: la cabecera, parte que representa a Cristo, lugar por donde se empezaban a construir todas las iglesias románicas, que presenta una forma semicircular (el círculo se asocia a lo divino). Por otro lado, encontramos que en la cabecera puede, aunque tampoco es este el caso, aparecer una girola/deambulatorio, una especie de pasillo que rodea el ábside y que es el lugar de acceso a las reliquias que suelen encontrarse en las criptas de debajo del ábside. En este caso, esta iglesia presenta un ábside y dos absidiolos (ábsides más pequeños). El transepto, esa nave transversal que hemos descrito antes, permite que aparezca el crucero (lugar cuadrangular, lo cual representa lo terrenal), donde cruza la nave longitudinal y la nave transversal. Suele presentar cuatro esquinas que se asocian al "tetramorfos", es decir, a los cuatro evangelistas y sus formas. Por otro lado, en el eje longitudinal, encontramos tres naves, una más alta y ancha que las dos (nave central) y otras dos más bajitas y estrechas (naves laterales). Finalmente encontramos los pies, donde remata la iglesia con las torres, que no están exentas. 
        En cuanto a los materiales constructivos, el material predominantemente utilizado en las iglesias románicas es la piedra, en este caso labrada, llamada sillar. El uso de la piedra reemplazó la madera, aunque consigo trajo muchos problemas (luego los veremos) para sustentar el enorme peso de la bóveda. El uso del sillar confiere una apariencia gruesa, maciza y robusta a este tipo de iglesias (el uso del sillar es herencia del arte pre-románico).
        Respecto al alzado, a continuación analizaremos los elementos sustentantes y sustentados. Los elementos sustentantes, es decir, los soportes, son: cimientos, pilares/columnas, muro, contrafuertes y arquerías. Los sustentados: las bóvedas y posibles cúpulas. En primer lugar, es necesario destacar la problemática del uso del sillar; al usarse el sillar, la piedra, en las bóvedas, todo el conjunto de la iglesia está hecha de modo que se busca sustentar el enorme peso de la bóveda de cañón hecha a base de sillares, para evitar que esta se resquebraje. Por ello, todos los elementos sustentantes se ponen al servicio de esta. 
Los cimientos son la parte más solida de la iglesia y se asocian a la figura de Cristo. Por debajo de los cimientos, solía haber criptas (cosa que no ocurre aquí), donde los fieles, en sus peregrinaciones, visitaban las reliquias. Por otro lado, encontramos el muro; sólido, grueso y sin fisuras, hecho de sillares, tenía que soportar prácticamente todo el peso de la bóveda y por ello, no se daba cabida a vanos de ningún tipo. Es decir, no podía haber ventanas porque si las había, el muro se fracturaba y en consecuencia, la bóveda se venía abajo. Eso confiere a las iglesias románicas un aspecto oscuro y tenebroso; y lo que surge de una necesidad arquitectónica, se acaba convirtiendo en todo un elemento para infundir temor y respeto en los fieles. El muro por si solo tampoco podría sostener el peso de la bóveda y necesita de contrafuertes exteriores que refuercen lo refuercen, por tanto, esto se convierte en otro elemento sustentante. Por otro lado, la bóveda se encuentra divida en tramos, utilizando arcos fajones de medio punto, que también, además de dividirla en tramos, distribuyen el peso. A cada arco fajón superior le corresponde un pilar (con forma de columna; los pilares eran el soporte preferido por su robustez). Estos pilares, a su vez, separaban la nave central de las laterales, con una serie de arcos formeros, también de medio punto. Ese es el sistema de pesos del románico. Por otro lado, la bóveda; esta es una bóveda de cañón (hecha a base de prolongaciones de arcos de medio punto), aunque en las naves laterales suele haber bóveda de arista (entrecruzamiento de dos bóvedas de cañón) y en el ábside, una "bóveda de horno" o de cuarto de esfera. Cabe destacar que sobre el crucero se alza el cimborrio, una torre, en este caso octogonal, cuyas esquinas, para ser sostenidas, se hallan resueltas con trompas. A la iglesia se accede por los pórticos, formados por arquivoltas y jambas. Hay uno por cada nave (uno en la central) y luego, uno en cada lado el transepto. 
        Respecto a los elementos decorativos u ornamentales, cabe mencionar, en primer lugar, la sobriedad y austeridad decorativa de las iglesias románicas, aunque puede haber presencia de elementos decorativos sobre todo en dos lugares: el pórtico, los capiteles y el ábside son los lugares más recurrentes donde aparece decoración. En este caso, hay una gran sobriedad decorativa, pero cabe destacar los ajedrezados o "taqueados", tan propios de las iglesias, como es el caso, que se encuentran en el Camino de Santiago y que se aprecia también en Jaca y en segundo lugar, los canecillos, que son una especie de figuras que aparecen en las ménsulas de los aleros. Finalmente, cabe destacar también la presencia, en el interior, de numerosos capiteles, que rematan los pilares circulares, que tienen carácter iconográfico y simbólico (el propósito de la escultura era adoctrinar) y ninguno de ellos se repite prácticamente.
        En definitiva, nos encontramos ante una arquitectura de carácter claramente religioso, pues la mayoría del arte medieval se encuentra influido por la religión. En particular, el edificio analizado presenta dos influencias claras. Por un lado, y teniendo en cuenta que el Camino de Santiago fue la vía de difusión del románico en España, presenta influencias francesas (el románico en España presenta influencias francesas porque es desde Francia donde se "exporta" el estilo (Cataluña es la excepción) e influencias mudéjares (importancia del Islam en la arquitectura posterior). Por otro lado, la gran influencia de San Martín de Frómista es la Catedral de Jaca (es innegable la coincidencia en los motivos decorativos y otros elementos interiores).
       Situada en pleno Camino Jacobeo, Frómista es referente obligado en el románico palentino y español merced a su iglesia de San Martín. Es la iglesia del monasterio benedictino que fundara doña Mayor, condesa de Castilla y viuda de Sancho III el Mayor rey de Navarra. 
El estilo de Frómista representa la plenitud del modelo Jaqués, edificada con un claro programa y sin interrupciones, lo que se aprecia en la coherencia de sus volúmenes. Junto con Santiago de CompostelaSan Isidoro de León y Jaca representa la cumbre del arte románico español del S XI.
A caballo entre el XIX y el XX (1894-1904) fue desmontada y reconstruida por Manuel Aníbal Álvarez y Amoroso, eliminando estructuras añadidas, reconstruyendo partes desaparecidas e inventándose alguna zona, como la portada apuntada del muro sur del transepto, allí donde hubo sacristía adosada, casi todo el hastial de poniente, y 86 de los 320 canecillos; entre otras cosas.
Se dice que "parece recién hecha" de lo excesiva que fue esa intervención; pero ello no le resta en absoluto ni un ápice de su mérito ni belleza integral que nos muestra a las claras cómo debió de ser el edificio en origen.
Los monarcas encabezados por el ya desaparecido Sancho III el Mayor: Sancho IV en Navarra, Ramiro I y Sancho Ramírez en Aragón y Navarra, Fernando I y Alfonso VI en León y Castilla son los que en acertada expresión de García Guinea edifican por si mismos o por sus familiares el "Románico Dinástico", el más importante y bello románico del S XI español.

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