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martes, 28 de octubre de 2014

Reseña: Mezquita del Cristo de la Luz

Este verano pude visitar la maravillosa ciudad de las tres culturas, la Jerusalén de Occidente: Toledo. Capital de la España visigoda, centro cultural donde los haya, símbolo de la convivencia de cristianismo, judaísmo e islam, Toledo permanece inherente al paso de los siglos. Visité dicha ciudad porque, a propósito del IV Centenario de la muerte de Doménikos Theotokópoulos (El Greco) en ella se organizaban gran cantidad de actividades y visitas turísticas. Uno de tantos tesoros que pude encontrar (hay muchas cosas por ver: mezquitas, singogas, catedral, museos...), fue la mezquita del Cristo de la Luz o de Bab-al-Mardum, al lado de la también increíble puerta del Sol (de estilo mudéjar).
Más información: http://digital.csic.es/bitstream/10261/22070/1/2004BabMardum.pdf, http://es.wikipedia.org/wiki/Cristo_de_la_Luz...
Esta mezquita de pequeñas dimensiones, construida en el S.X. sobre una antigua iglesia visigoda, representa perfectamente las características del arte islámico, en tanto en cuanto a yeserías, arcos, interiores cuidados, cúpulas de gallones, horror vacui...). Aquí algunas fotografías de esta joya desconocida y un pequeño comentario:


 

Aclaración sobre el nombre de este monumento

Estatua de Alfonso VI en ToledoEs bastante frecuente que haya personas que se confundan al identificar este monumento sobresaliente de la ciudad de Toledo.
En numerosas guías artísticas y turísticas aparece como Iglesia o "Ermita" del Cristo de la Luz, mientras que en otros casos se presenta como la Mezquita de Bib-Al-Mardum.
En realidad, se trata del mismo edificio que fue primero mezquita califal construida a finales del siglo X y luego se convirtió en templo cristiano tras la conquista castellanoleonesa.
Bóveda de horno del ábside con los frescos románicosEl nombre propio de "Cristo de la Luz" proviene de una leyenda asociada a la conquista de la ciudad por Alfonso VI en el año 1085. Se cuenta que el caballo del monarca, que accedió a la ciudad por la cercana puerta de la Bisagra, se arrodilló al pasar junto a esta mezquita. El hecho se consideró milagroso y se halló un crucifijo y una lamparita ardiendo. De ahí el citado nombre.
La mezquita califal
Introducción y datación
Al margen de la Mezquita de Córdoba y la ciudad palaciega de Medina Azahara, la Mezquita de Bib-Al-Mardum de Toledo, convertida posteriormente en la ermita cristiana del Cristo de la Luz, es el más importante monumento del arte islámico del periodo califal en España.
La versión más aceptada sobre los orígenes de este insigne edificio es que fue erigida en el año 999 -en las postrimerías del periodo califal- como mezquita privada o, como mucho, de un pequeño barrio.
Esta datación se basa en la inscripción que se encuentra en la parte alta de la fachada.
Sin embargo, Pavón Maldonado lanzó la hipótesis de que este edificio se construyera en dos etapas. La primera sería del siglo IX y tendría un alzado sencillo, prescindiendo de las bóvedas altas nervadas y empleando bóvedas más sencillas: medio cañón, vaídas o similar (como en la Mezquita de las Tornerías)
Según esta posibilidad, la fecha del año 999 sería la de la ampliación y en ella se añadiría el alzado superior con las bóvedas de nervios entrecruzados.
Capitel visigodo reaprovechadoSe conserva la sala de oración como un recoleto cuadrado de nueve tramos con cuatro columnas visigóticas (una moderna). Los muros de este edificio son de mampostería encintada -en sus muros menos monumentales- y ladrillo, en las fachadas principales.
Al gran experto en arte andalusí, Basilio Pavón Maldonado no se le ha escapado la transcendencia de este tipo de fábrica, pues el ladrillo y la mampostería van a ser la base de toda la arquitectura medieval mudéjar toledana. Podríamos ampliar su efecto, pues es más que probable que el mudéjar de otras latitudes (el castellanoleonés, por ejemplo) también emplease este tipo de fábricas por influencia del mudéjar toledano.
Y es que si esta mezquita cuenta con decoración típicamente califal cordobesa del siglo X -muy relacionada con la ampliación de la Mezquita de Córdoba de al-Hakam II- sin embargo, la piedra cordobesa es sustituida aquí por el ladrillo.
El empleo de la mampostería con filas de ladrillo habría que relacionarlo con la tradición romana (pongamos el ejemplo de la basílica paleocristiana de Carranque) y a ello hay que añadir que el zócalo granítico sobre el que se asienta Toledo aconsejaría su uso más que la sillería pétrea.
Interior de la mezquita: el alzado y las cúpulas
La mezquita se levanta con una estructura vertical de tres pisos.
El primero son los arcos de herradura, de separación de los tramos, que caen sobre las citadas columnas.
Sala de oraciones de la mezquita
Estos arcos son también de ladrillo pero se encuentran mayoritariamente enlucidos.
Bóveda de  la Mezquita de Bib-Al-Mardum (luego llamada Cristo de la Luz)
Por encima, hay un segundo cuerpo de vanos lobulados y más arriba el de las cúpulas, de crucería cordobesa, todas ellas diferentes. Hay que indicar que la cúpula del tramo central es más alta y emerge sobre el conjunto. Tal disposición, para muchos investigadores, se basa en la disposición de algunas mezquitas orientales que, a su vez, se basaron en las iglesias bizantinas de planta centralizada y cúpula central.
Exterior: las fachadas monumentales
La fachada principal es de ladrillo sin enlucir con tres puertas. Una lleva arco de medio punto, otro de herradura y otro pentalobulado. Encima corre un friso de arcos de herradura entrecruzados, una red de rombos y la inscripción fundacional.
Mezquita califal de Bib-Al-Mardum (Cristo de la Luz)
La fachada contigua es, si cabe, más elaborada y hermosa. Tres altos arcos ciegos de medio punto cobijan sendos vanos de entrada que, en este caso, son de herradura. El registro superior lleva una serie de arcos ciegos trilobulados (relacionables con la ampliación de la Mezquita de Córdoba de al-Hakam II) y en su interior otros de menor tamaño de herradura, con dovelas rojas y blancas.
El muro de la quibla y el mihrab de la antigua mezquita desaparecieron en la adaptación como templo cristiano (Ermita del Cristo de la Luz). Recientes investigaciones han permitido conocer que el mihrab era una hornacina horadada en el muro, sin presentar una estructura saliente al mismo.
Interior del Cristo de la Luz
El ábside mudéjar
La simbiosis del arte musulmán precedente y la corriente románica y protogótica cristiana se funden en algunas iglesias fechadas en las últimas décadas del siglo XII y primera mitad del XIII.
Tal es el caso de la cabecera añadida a la mezquita de Bib-al-Mardum para convertirla en templo cristiano (la actual ermita del Cristo de la Luz).
Ábside mudéjar del Cristo de la Luz. Toledo
Como hemos indicado, en estos primeros templos del mudéjar toledano se sientan las bases para la arquitectura mudéjar en muchísimos templos de Toledo.
Lo primero que hay que señalar es que esta cabecera, al modo románico, está compuesta por un tramo rectangular -presbiterio o anteábside- más ancho que el ábside al que se une.
En nuestro caso, llama la atención lo largo que es el citado presbiterio.   
En cuanto al ábside de planta semicircular tiene un alzado exterior que va ser replicado masivamente en el mudéjar toledano. Tras el habitual zócalo de mampostería granítica, se elevó un piso de arquerías de medio punto doblado (al estilo románico), mientras que la banda superior es de arcos túmidos trasdosados por polilobulados, de influencia almohade. 
Por encima, en la parte superior, hay finas bandas de ladrillos en esquinilla y la cornisa es sujetada por canecillos anacelados hechos con ladrillos de progresiva longitud.
En el interior del ábside las arquerías son de herradura con un ligero apuntamiento.
Las pinturas románicas del ábside
Uno de los grandes atractivos de la Ermita del Cristo de la Luz son los frescos románicos del interior del ábside que representan al habitual "Maiestas Domini" rodeado del Tetramorfos.
Ábside mudéjar del Cristo de la Luz. Toledo
Lo mejor conservado es la propia imagen de Cristo en la mandorla que porta el habitual libro y bendice con su mano derecha. Parece que en su rostro insinúa una ligera sonrisa. El fondo de la almendra mística es de color azul con estrellas, representación de la bóveda celeste.
Pantocrator románico del Cristo de la Luz
La otra figura bien conservada y restaurada es el águila que representa al evangelista San Juan en la esquina superior derecha. En la parte inferior derecha aparece el cuerpo, excelentemente perfilado, del león de San Marcos, aunque la cabeza está perdida.
Águila de San Juan (Tetramorfos)
En el intradós de alguno de los arcos y en el presbiterio han quedado también restos de las citadas pinturas.
A pesar del deterioro, se vislumbra un pintor que sigue las pautas del hieratismo románico con gran elegancia. Estas pinturas están datadas en el primer cuarto del siglo XIII.

lunes, 27 de octubre de 2014

Reseña: Aljafería (Zaragoza)




Hace poco, el día 12 de octubre, tuve la suerte de poder visitar Zaragoza en fiestas, y de poder ver el palacio de la Aljafería, una maravillosa construcción (hoy las Cortes de Aragón), que representa el mayor esplendor del reino de taifas de Zaragoza (s.XI aprox.) y que se conserva casi intacto.

Recordemos, primero, algunas características del arte islámico del período de taifas y a analizar más en profundidad este conjunto palaciego:

El arte de los reinos de taifas
El arte musulmán se fraccionó y penetró en el resto de Al-Andalus. Este siglo, el de los pequeños reinos independientes llamados taifas (periodo taifa) va a estar marcado por la construcción de murallas alrededor de las ciudades, normalmente a base de barro apisonado. Estas murallas se construyen con motivo de los roces continuos con sus vecinos donde la movilidad de las fronteras es constante.
Placa tallada de marfil de la Arqueta de Silos (elaborada en la Taifa de Cuenca en el siglo XI)
También es la época del esplendor palaciego de los reyes de cada Taifa, aunque paradójicamente contamos con pocos elementos de esta época que sean bien conservados (salvo la Aljafería que después veremos).
Aljafería
Efectivamente, aunque conocemos documentalmente muchos de ellos, como el palacio toledano de Dhi al Nun, del de Balaguer, Valencia, Sevilla, etc. Sólo quedan fragmentos decorativos que dan pie a imaginar su riqueza, pero poco más.
También es época en que se construyen baños en las ciudades, de los que han quedado numerosos ejemplos y otros que se van recuperando tras intervenciones arqueológicas y restauraciones.
Baños árabes de Elche. Siglos XI-XII
En el ámbito de la arquitectura militar, quedan estructuras de las alcazabas de las ciudades de Almería, Málaga y Granada.
Aljafería de Zaragoza
El palacio de la Aljafería de Zaragoza no es sólo la indiscutible obra cumbre conservada del arte de las Taifas, sino también una de las mejores de todo el arte islámico en España gracias a los elementos conservados y/o restaurados.
Arquerías polilobuladas de La Aljafería
La Aljafería fue construida por el rey de la poderosa taifa de Zaragoza Abuchafar Ahmed Almoctadirbiba (1047-1081) denominado originalmente "Casa de Regocijo". Tras la reconquista aragonesa paso a palacio real cristiano siendo acometidas diferentes obras alteradoras hasta llegar a nuestros días en que se ha cuidado la restauración y reconstrucción de algunas partes.
Exteriormente tiene aspecto de castillo amurallado o fortaleza, presentando un recinto casi cuadrado con 16 torres cilíndricas y una cuadrada, la del homenaje, que se alza en el costado septentrional de la fortaleza.
En su interior y desplazándonos hacia el sur a partir de la citada torres hay tes salas palaciegas, la de la Chimenea, la del entrada al Oratorio y la sala de los Mármoles. Inmediatamente más al sur se abría el gran patio rectangular.
Aljafería
El Oratorio se abre mediante puerta de herradura y da paso a un recinto cuadrado que se eleva asando a octógono mediante achaflanamiento de los ángulos. En el chaflán sureste está el mihrab cubierto por bóveda gallonada y espectacular puerta de herradura excéntrica al intradós, de raigambre califal.
Además del oratorio, lo más espectacular de la Aljafería son las salas con pórticos -especialmente el de la Chimenea- a base de arcos apuntados y polilobulados y compuestos entrecruzados.

Historia de La Aljafería
Nos encontramos ante el ejemplar más lujosos y mejor conservado de los palacios en época taifa. En lo cultural y artístico, los reinos de "taifas" suponen una continuidad con lo califal, marcándose una mayor distancia con los focos orientales; por lo que se mira a lo local, y se toma cierta tendencia a resaltar el barroquismo de las formas anteriores.
Interior de La Aljafería
Tanto mezquitas como palacios continúan en las mismas disposiciones espaciales, con adornos de tradición cordobesa, aunque cierto aumento de la complicación en los mismos. En general, se impone la decoración de palmas y el uso de arcos lobulados, entrecruzados y mixtilíneos, que cumplen más una función ornamental que estructural. Sin embargo, aunque no todo va a ser fastuoso, las residencias principescas mirarán hacia lo profuso y caprichoso, buscando el dinamismo en las formas.
Fastuosas yeserías
La Taifa de Zaragoza estuvo regida por Tuyibíes, pero en torno a 1040, la llegada de la dinastía de Banu Hud da lugar a la de los Huríes, poderosos y estables, que se mantendrán hasta 1110, año en el que se produce la ocupación de los almorávides. Esto no durará mucho tiempo dado que en 1118 Zaragoza es tomada por el Alfonso I de Aragón (el Batallador).
Patio de Santa Isabel, corazón del palacioEl nombre original de este palacio fue al Qasr al-surûr (Casa del regocijo) y aunque es más conocido por el nombre de Aljafería, derivación de al Qasr al-Ja'fariyya (Palacio de Abu Yapar). La construcción, realizada en la segunda mitad del siglo XI en la zona oeste de Zaragoza, capital de la taifa, se convirtió en el palacio de verano de los Banû Hûd; habiendo sido ordenada su erección por Abû Ja'far Ahmad ibn Sulaymân al-Muqtadir billâh (1046-1081). Se trataba de uno de los más importantes y poderosos reyes taifa de la marca norte y además, Ahmad ibn Sulaymân, se consideraba poeta, astrónomo y matemático; recibiendo en su palacio tanto a artistas como a científicos.
En 1118 tras la conquista de Zaragoza por las huestes cristianas, los nuevos gobernantes pasaron a habitar este palacio islámico introduciendo pequeñas modificaciones, como veremos más adelante; si bien será en el siglo XIX cuando se realicen las transformaciones de mayor importancia, recuperadas en su mayor parte con las restauraciones del siglo XX.
La construcción del palacio tuvo lugar principalmente entre 1065 y 1081 y los artistas que trabajaron en este palacio tanto en capiteles como yeserías, son los mismos que ornamentaron el palacete de Balaguer (Lérida), habiéndosele considerado su "monumento gemelo".
Aspecto exterior del Palacio de La Aljafería
Historia de La Aljafería
El conjunto de la Aljafería sigue el modelo de palacio omeya del desierto (Siria, Jordania) y se encuentra rodeado por una gruesa muralla de piedra con torres cilíndricas, formando un conjunto trapezoidal. Se trataba, por tanto, de un palacete amurallado pensado para la expansión del monarca y la corte, a imitación de una ciudad en el lugar de una almunia o fortaleza anterior. Se conserva, de hecho, una torre fuerte califal en el lado norte, llamada la "Torre del Trovador", que junto a su pozo anexo, se cree que fue erigida en la segunda mitad del siglo X. Podemos ver en la planta cómo el espacio se distribuye en tres franjas horizontales, primando el espacio central con los salones y el jardín de más importancia, encontrándose los espacios laterales desigualmente construidos.
Patio de Santa Isabel
El Patio de Santa Isabel se encuentra en el centro, rectangular con dos salones afrontados en los extremos, y goza de un nombre cristiano dado que había nacido allí la princesa Isabel que más adelante se convirtió en Santa Isabel de Portugal. En dicho patio, el jardín central se divide por un andén, conformando dos parterres regados por albercas.
Patio de Santa Isabel, Aljafería
El espacio se distribuye a partir del jardín central, situándose un pórtico en el lado sur que también precedería a un gran salón perdido y en el norte el conjunto formado por distintas estancias: en la parte oriental se sitúa un espacio poligonal ocupado por la mezquita y al fondo el Salón Dorado, que se completa con dos alhanías o estancias laterales y está precedido por un pórtico paralelo en "u", que prolonga sus alas laterales sobre el jardín. Esta disposición de sala rectangular con alhanías y pórticos abiertos supone un paso más en el desarrollo de una estructura que será fundamental para el arte andalusí de los siglos XI al XV, partiendo de las estructuras que podemos encontrar en la Dar al Mulk de Madinat al-Zahra.
Arquerías del Patio de Santa Isabel, Aljafería
El pórtico está formado de manera abierta, estableciendo una comunicación directa hacia el jardín mediante unos grandes arcos lobulados que se prolongan por el lateral. Dichos arcos son muy anchos y se dividen en su interior por una cinta que compartimenta la rosca, creando un diseño de lazos y elementos vegetales decorativos. Se trata de toda una entrada escenográfica, elaborada a base de ladrillo cubierto con yeso, y una cubierta del período de los Reyes Católicos.
Salón de Mármoles
El Salón de Mármoles o Salón Dorado era la principal estancia del Palacio y en el frente de la arquería de acceso se reprodujo el lado norte de la arquería de la mezquita aljama de Córdoba mediante arcos entrelazados que se coronan por un bucle decorativo y están soportados por dobles columnas. A estos arcos mixtilíneos, se une la presencia de los túmidos trasdosados por lóbulos en las puertas laterales.
Salón de Mármoles
Sin embargo, el arco ciego ante el cual se disponía el rey estaba formado por siete arcos lobulados entrecruzados, adoptando así un aspecto más complejo que el del mihrab de Córdoba; pero intentando con ello santificar su autoridad intentando asociar su poder al del descompuesto califato. En los extremos del muro septentrional del Salón, se dispusieron dos grandes arcos de herradura que albergaban en su interior otro de diámetro menor, a imitación de las puertas de la mezquita de Córdoba. Para completar este conjunto, parece ser que se buscaba asociar este salón al simbolismo del Cosmos, decorando la techumbre y los tableros parietales con la representación de estrellas.
Arquerías polilobuladas de La Aljafería
El salón estaba decorado por alabastro en las dos terceras partes de su superficie, hasta la zona alta, recorrida por una inscripción con versos coránicos sobre la Creación. También contamos con la presencia de paneles decorativos en con elementos vegetales de época califal, como las piñas, flores, cuernos de la abundancia, granadas y hojas de acanto, entre otros. Aunque en los arcos del salón, de rollos con la franja central vegetal, podemos observar elementos decorativos característicos de la época taifa, como la "palma taifa", gran hoja con digitaciones sólo por uno de sus lados. Además, las ménsulas también están ornamentadas por palmetas y medias palmetas. Por último, no podemos dejar de destacar los capiteles de alabastro, con un estilo que evoluciona desde Córdoba y recuerda a lo corintio.
Mezquita de la Aljafería
En el extremo oriental, se encuentra un espacio poligonal en forma de qubba, se trata del oratorio o mezquita del conjunto, consta de mihrab y está cubierto con cúpula. La puerta de entrada a este pequeño oratorio se conforma por un arco de herradura con alfiz y arquería superior, por influencia cordobesa; aunque presenta una novedad, el nacimiento serpentino del arco mediante una moldura sinuosa. Además, podemos observar la profusa decoración que emula el mosaico con formas en yeso, como veremos siglos más tarde en el arte nazarí; se trata de una decoración menuda de pequeños rollos y palmas con tallos simples decoradas por un lado, además de la galería de arcos ciegos similar a la que podemos encontrar en Córdoba.
Fragmentos de yeserías conservadas
El interior de esta mezquita, de planta poligonal, se encuentra decorado con arcos en todos sus lados, siendo el del mihrab el único de herradura, destacando por su forma original en relieve, descentrado y con el despiece desde la línea de impostas; incluyendo la novedad de la presencia de las conchas en las enjutas del arco. Por otro lado, la decoración del resto de lados se realiza en arcos mixtilíneos en yeso muy resaltados, de arranque serpentino y cuajados de decoración menuda que recuerda a la de Madinat al-Zahra, con claves rotas que en vez de cerrar el arco, lo enlazan. Además, es posible apreciar entre la decoración motivos de palmas y granadas, recogiendo la idea del Paraíso. La cúpula, perdida, se ha restituido con una de arcos entrelazados, y en la tribuna alta, los arcos lobulados servirían de comunicación con el segundo piso; todo esto estaría policromado, aunque conservamos pocos restos ya que se vieron muy dañados por una mala restauración.
Las reformas cristianas
Tras la Reconquista, los reyes cristianos quisieron seguir utilizando este bello palacio como residencia real, por lo que realizaron diversas reformas y ampliaciones para adaptarlo a los nuevos usos que había de tener. Dentro de lo que se ha considerado "período mudéjar" del Palacio, hemos de distinguir dos fases: el mecenazgo regio de Pedro IV de Aragón y la intervención de los Reyes Católicos, aunque se conocen obras menores promovidas en los reinados de Jaime I, Jaime II, Juan I o Martín I.
En las reformas cristianas se combinan formas góticas y mudéjares
Pedro IV el Ceremonioso destacó tanto por sus intereses bélicos como por los edilicios, por lo que no era de extrañar su reforma de la Aljafería, construyendo nuevas dependencias a mediados del siglo XIV. Éstas se situarían en las dos plantas superiores de la Torre del Trovador, la capilla de San Jorge, hoy desaparecida, la capilla de San Martín, hoy Biblioteca y Centro de Documentación de las Cortes de Aragón, y el nuevo palacio adosado al norte del islámico y conformado por varias estancias.
Capilla de San Martín
La capilla de San Martín consta de dos naves de tres tramos de bóveda de crucería, y gracias a la aparición de restos de policromía en sus muros, podemos saber que estuvo cubierta de decoración pictórica.
Puerta de acceso a la Capilla de San Martín
Por otro lado, cuenta con una torre adosada en ladrillo, decorada con arcos túmidos y rematada con almenas; si bien lo más destacado es su portada, que aúna elementos góticos y mudéjares como arcos mixtilíneos, alfiz y los escudos de la monarquía aragonesa, además de un relieve del santo titular.
Palacio de Pedro IV
En cuanto al Palacio de Pedro IV, podemos decir de él que estuvo formado por dos salones adosados a diferente altura en el frente norte del palacio islámico -ya que éste se seguía utilizando- y varias estancias necesarias para el ceremonial. Sin embargo, no son muchos los restos que han llegado hasta nuestros días, salvo algunos lienzos de muro y ventanas con decoración vegetal y de ataurique realizada en yeso. También se ha recuperado la sala de Santa Isabel, sobre la antigua mezquita.
Pero la construcción que mejor ha sobrevivido es la realizada por los Reyes Católicos, y culpable en parte de la desaparición del Palacio de Pedro IV. Las nuevas estancias se ubicaron de nuevo en el ala norte del palacio, encontrándose abiertas por galerías a los patios de Santa Isabel y San Martín.
Salón del Trono
Al Salón del Trono del Palacio de los Reyes Católicos se accede por una puerta de arcos mixtilíneos y un escudo de los mismos flanqueado por dos imponentes leones.
Entrada al Salón del Trono de los Reyes Católicos de la Aljafería
El principal elemento de esta reforma es el Salón del Trono, de planta rectangular y recorrido por una tribuna y cubierto por un magnífico artesonado mudéjar dorado y con profusa decoración. Asimismo, se conservan otras tres techumbres que correspondían a las salas de los Pasos Perdidos, antesala de la principal.
Artesonado mudéjar del Salón del Trono
Para comunicar estas estancias con la parte inferior, se ideó una monumental caja de escalera iluminada por ventanales decorados con motivos en yeso, pero con una estética renovada que se aleja de lo mudéjar.
Durante este período, los Reyes Católicos instalaron en el palacio algunas de las dependencias del Tribunal del Santo Oficio, así como la cárcel real. Es por ello que Felipe II decidirá, más adelante, transformar el edificio en una ciudadela amurallada con foso intermedio, como se ha conservado hasta la actualidad. Sin embargo, será en el siglo XVIII cuando se convierta en cuartel militar para alojar tropas, debido a la Guerra de Sucesión, motivando esto profundos cambios en la disposición de las estancias.
Palacio de la Aljafería. Actual sede de las Cortes de Aragón
Estos diversos cambios de función, infringirán enormes daños en el palacio, hasta el total abandono al que se vio abocado durante el siglo XX. Será en 1947 cuando comiencen los polémicos trabajos de restauración de la mano de Francisco Iñiguez Almech. Sin embargo, tras numerosas intervenciones de restauración y recuperación, desde 1987 el palacio de la Aljafería es sede de las Cortes de Aragón, además de uno de los monumentos más visitados de toda su Comunidad Autónoma. (EXTRAÍDO DE: http://www.arteguias.com/palacio/palacioaljaferia.htm)

En conclusión:
- Pese al robusto y medieval aspecto exterior, amurallado, con foso y torres de defensa, este palacio se conserva intacto, ha resistido al paso del tiempo, y en su interior, presenta elementos ornamentales (yeserías, lacería, ataurique, alicatados, epigráfica, horror vacui...) y sobre todo, presenta tipos de arcos que no se ven en cualquier parte: mitxilineos, peraltados, lobulados, polilobulados, apuntados...
-Con los RRCC se añadieron elementos como artesonados, símbolos de los RRCC (granada, yugo y flechas, tanto monta...)